En un tiempo no tan lejano (queda bonito empezar una historia asi), conocí este macizo en el explendor menguante de hace tan solo 30 años. El panorama se presentaba entonces de forma muy diferente. Aun en veranos secos como este, se desplomaba el agua por casi cualquier rincón y las nieves de las alturas aguantaban impasibles la fuerte insolación y el calor que era más bien efímero en las cumbres. De esta forma jamas pensé que en un lapso tan breve de tiempo, el nevero de la brecha Laotur seria historia de viejos…….Pero esa es otra historia.

Ahora nos toca contar un periplo breve pero intenso por lo más alto de los más occidentales tresmiles, los Picos de la Frondella y Aguja Cadier. ¿Qué y cuantos son los picos de la Frondella? Pues según, unos autores dicen que tres otros citan cuatro……polémicas aparte, desde que alcanzas la primera cota con ese nombre  (Frodella Oriental o Norte) no se baja de los 3000 metros, así que es compLicado definir lo que es una cota relevante de lo que no, cosa que complica la vida sobremanera a los coleccionistas de cumbres ¿cuantas habré hecho hoy….?

El paseo es largo por que en verano este es terreno de piedras a cual más inestable e infame, así como esperando una distracción para moverse y mandar tu dignidad montañeril al suelo. Piedra y más piedra es lo que vamos a tener en esta época desde que nos aproximamos a la Latour. No hay que meterse en el renombrado tajo y si colocarse bajo la Aguja Cadier fijandose en un espolón rocoso rubio como la cerveza. A las izquierza mirando el espolón aparecen dos barrancos o chimeneas, servirse por la de la izquierda que tiene un color de roca como la cerveza, pero tostada. Cuando la chimenea se acaba, estas en un collaete entre la Cadier y el Primer Frondella ( Lo llamaremos Oriental, que mola). Subete a la Cadier en corta trepada para descubrir, del otro lado, el abismo a la Latour y el Balaitus; y sobre todo baja con ojo. Lo que resta tras subirse, también en corta trepada, al Frodella se podría partir en dos; una primera parte de paseito relajado entre el oriental y el central, y otra en la que toca batirse el cobre con una facil pero espectacular crestita.